Don Manuel, hombre sencillo, alegre y muy amigable; es un verdadero ejemplo de perseverancia. “Yo soy una persona que nunca acabo lo último, pero si me vi casi terminándolo”, eso dice pues casi perdió lo poco que poseía. A pesar de ello, insistió hasta hacer realidad “Mi Sueño”. Así nombró al colmado que tras tanto esfuerzo logró establecer.
En el piso de un pequeño patio vacío inició su idea de negocio. Con dinero de prestamistas informales compró víveres para revender y así ganar el sustento para su verdadero tesoro, sus 4 hijos y su esposa. Por falta de conocimiento no le fue bien con sus primeras inversiones. Teniendo que pagar semanalmente dinero a rédito, se devolvió a su campo en San Juan de la Maguana, llevándose su familia de la cual no se ha separado sin importar las circunstancias, para inculcar en sus hijos los valores que él obtuvo de sus padres.
Tras varios años en el campo, se dio cuenta que la agricultura no era lo suyo, pues no conocía bien el oficio. “Por más que madrugara e hiciera las labores de la tierra con mis propias manos, no me veía en mis aguas, siempre me he sentido más un comerciante”, aclaró don Manuel.
Retornó a la capital dónde había comprado un pedacito de tierra e hizo “una casita parada de zinc”. Decidido a darse otra oportunidad con los negocios, emprendió lo que tanto quería, su colmado. Tuvo tiempos muy difíciles, pero con una gran sonrisa expresa que a través del microcrédito formal ha surtido su colmado; “después fue como bendición de Dios que empezaron a entrar los chelitos”. También administra un garaje en el mismo terreno del colmado, brindando servicios de resguardo de vehículos de noche.
Don Manuel se preocupa por su negocio y su desempeño, llevando el detalle de sus compras, ventas e inventario. Planea: echarle graba al garaje, remodelar y agrandar el colmado. Tiene una visión tan clara de lo que desea y cómo lo quiere, que lo explica como si lo estuviera mirando.
Con el fruto de su esfuerzo y su trabajo, está construyendo su casa, la cual será de dos niveles para alquilar uno y vivir el otro. “Tendré que trabajar más fuerte para poder llegar hasta donde yo creo que debo llegar”. Aunque insiste no ha llegado, dice “hacia allá voy caminando”.