A primera vista, este hombre de 45 años nos parece un simple operador de equipos de labranza, pero cuando tenemos la oportunidad de escucharle descubrimos a un emprendedor con una visión clara de sus objetivos. Más que un experto, en conducir el tractor, con la plana niveladora y los arados de discos, es alguien que tiene una férrea disposición para conducir un negocio que le permite suplir las necesidades de su esposa y sus 4 hijos y soñar con llegar a crear plazas de empleo para otras familias de su pueblo.
Hace poco más de 5 años, mientras conversaba con su hermana, acordaron asociarse para comprar el equipo y comenzar a ofrecer servicios de arado y preparación de la tierra a los agricultores de la comunidad de San Francisco de Macorís. Sus buenas referencias y sus más de 15 años de experiencia en el campo le sirvieron para obtener el primer préstamo y así dedicarse a la mejora de las condiciones agronómicas del suelo, garantizando a sus clientes una considerable disminución de los costos de producción, influyendo en la productividad agropecuaria de su región.
“En el 2020 pude mantenerme, como dice el refrán – guardando pan para mayo- porque el arado de la tierra se hace por temporadas o zafras. Junto con mi hermana he planificado para el próximo año, adquirir un terreno para cultivar y comprar uno o dos tractores modernos y así dar empleo a dos operadores más para responder las demandas y aumentar la cantidad de clientes. Yo solo terminé la escuela básica, pero quiero capacitarme más para llevar los números. Tengo habilidades naturales para los tractores y pienso que si uno sabe usar bien la tecnología eso le da ganancia. Ahora yo puedo arar como 130 hectáreas de tierra en tres meses y con esos contratos ganamos hasta un millón de pesos, pero si nos modernizamos imagínese lo que podemos lograr”.
Para los preparativos de labranza se requiere de gran paciencia y amor por la tierra, nos cuenta. “Hay que tener visión especial para cubrir cada rincón con la máquina, sin dañar el suelo y aprovechar todos los recursos naturales que tenemos”.
Fruto de las ganancias de su negocio, Juan Francisco ha comprado una pequeña porción de terreno que ha destinado al cultivo de arroz y ha logrado mejorar su vivienda, ofreciendo así una vida más cómoda a su familia.