Las exportaciones ocupan un lugar preponderante en el desarrollo e ingresos de la República Dominicana, logrando cada día un mayor impacto en la balanza comercial del país, aprovechando nuestras bondades naturales para la producción de frutos tropicales. Esta condición crea grandes oportunidades de negocios para personas como María Ysabel, su hermano y sus dos hijos quienes han hecho de la compra y venta de frutas para exportar, un modelo de negocio familiar admirable.
María y su equipo familiar, compran a los agricultores de la zona del Cibao, frutas como el castaño y el mazapán (Buen pan o Pan de Fruta como se le conoce popularmente) vendiéndolas a empresas exportadoras, pues estas frutas son muy demandadas internacionalmente y el mercado requiere acopiadores como María y su familia para subir las exportaciones.
Cuenta que, aunque su padre ha trabajado en agricultura, nunca se había interesado, pero al ver la gran demanda del castaño, decidió junto a su familia ingresar en este negocio. Y es que, como ha explicado en medios de comunicación el presidente del Clúster de Productores de Castaña de Masa, existe una gran necesidad de esta fruta en los mercados internacionales de unos 12 millones de libras mensuales, pero el país solo produce tres millones y de forma muy atomizada, exportándose menos de un millón.
Tanto ella como su familia han logrado mejorar su calidad de vida, por lo que sus planes próximos son adquirir otra camioneta para ampliar su zona de adquisición de las frutas.
“Somos intermediarios. Dependiendo de la temporada y de la duración de los ciclos de ciertos frutos; la rentabilidad del negocio es buena si se sabe manejar la carga y la entrega a tiempo para que no se dañen y no afecten los costos. También hay que ser ágil para saber seleccionar los tamaños y tener menor margen de devolución.
Nosotros vendemos de manera regular porque la gente se da cuenta de que ofrecemos calidad. Por tiempo, tenemos pedidos de hasta más de 10 quintales que le vendemos a dueños de compañías exportadoras”.
En tiempos de cosecha local han llegado a comercializar adicionalmente algunas legumbres diversas como vainitas y berenjenas.
María asegura que sin el acceso al microcrédito no tendría el capital para operar, por lo que se siente agradecida de que existan instituciones que den estas facilidades a quienes no llegan a la banca tradicional por trabas burocráticas o de alcance.