Si vas a su comunidad preguntando por Juan Javier, es posible que no todos sepan darte referencia, pero si lo haces por alguien conocido como “Javilla”, tendrás una respuesta inmediata, “Claro, Javilla Chinola”, así han denominado su negocio.
Es un hombre que, por 40 años, ha sido un eslabón importante en la cadena de comercialización agropecuaria, la cual ha sabido aprovechar pues se ha mantenido en un ejercicio que no es muy común, compra chinolas para luego vender la pulpa envasada, así como el cascaron del cual hacen dulce.
Javilla, de 63 años, es un ejemplar hombre de trabajo de su comunidad, en Bonao. Es un futurista que comenzó a comprar chinolas cuando eran bajadas de la Loma de Blanco, en 1978, ahora les compra a otros comerciantes más cercanos, “así ayudo y le doy el beneficio a los hombres de mi comunidad”, responde.
Actualmente, su anhelo es ampliar el quiosco que hizo para preparar la Chinola, pues de ello únicamente depende su sustento, y además es lo que le gusta hacer.
Tiene cuatro hijos que viven en el extranjero, y aunque afirma “soy un hombre que casi no sabe de letras”, aprendió muy bien a manejar los números, y eso se debe a las continuas compras y ventas de la actividad del negocio.
El incansable trabajador, conocido por su honestidad en los negocios, tiene casa propia, una pequeña vivienda de concreto y techada de zinc, ubicada en el sector La Cueva de los Quemao. Además, cuenta con su motor, un medio de transporte que le permite llevar mercancía de manera rápida a lugares cercanos donde tiene excelentes clientes, como el Hotel- Restaurant Gold Premium, cafeterías muy reconocidas, Plaza Merengue y algunos de sus vecinos.
Hace más de 10 años que tiene el negocio establecido, el cual estaba en un espacio pequeño, pero luego, con la ayuda del microcrédito, compró un lugar más grande al que le ha realizado algunas remodelaciones y hasta se ha equipado mejor para ofrecer un producto de más calidad.
Este arriesgado y dedicado comerciante de la chinola, ha logrado crear una microempresa, sueña con llegar a colocar su producto en las estanterías de los supermercados y hacer la vida más fácil a los consumidores que requieren estos alimentos para hacer bebidas refrescantes y nutritivas.