Ramón Mayí, se gana el sustento de su familia, contribuyendo a la sostenibilidad y la preservación del medio ambiente, al retirar de las calles los desechos que pueden ser reaprovechados por las industrias, reprocesando cartón lo que reduce la tala de árboles.
Su negocio siempre ha sido el reciclaje, hace unos años atrás recolectaba botellas, metales, papel y cartones. Este último es con el que trabaja actualmente y del que ayuda a vivir a los tricicleros que son su principal fuente para obtener el cartón. Pero además lo compra de los que desechan los supermercados, empresas, etc.
Contribuye a la comunidad al emplear a personas con discapacidades auditivas, que componen gran parte de sus colaboradores contratados.
Con estos cartones viejos hace otros tipos de cajas de diferentes tamaños que son utilizadas por negocios tales como laboratorios químicos a quienes les suple para empacar sus productos. Los que están en peores condiciones, se recolectan, se separan y posteriormente se le vende a la cartonera, quienes lo mezclan en una máquina tipo batidora industrial con agua templada, se calienta y se machaca hasta que quede listo para iniciar el proceso de hacer las cajas nuevamente.
Ramón Mayí de 64 años, ha criado a sus nueve hijos con esta recolección, quienes hoy en día también tienen sus propios negocios, aunque en otras áreas. Mayí y su esposa han querido diversificar sus entradas de ingreso, por lo que tienen otras microempresas como cafetería y venta de ropa de paca. Estas actividades comerciales han salido de los beneficios de la cartonera.
Dentro de sus planes futuros contempla comprar maquinaria para automatizar la fabricación de cajas y hacer más rápida la producción que actualmente realiza de manera artesanal.
“Entiendo que el tipo de actividad que estoy realizando también beneficia a la comunidad y al medio ambiente, al transformar desechos en bienes reusables una y otra vez. Siempre le digo a mis empleados que tenemos el poder y la capacidad dentro de nosotros mismos, si así lo elegimos, para hacer de nuestro entorno, nuestro barrio, un lugar mejor”. Explica Mayí, quien es consciente de que con la ocupación que eligió impacta a la humanidad, ya que cada acción ayuda a marcar la diferencia y seguir contribuyendo a revertir los efectos del cambio climático, lo cual lo llena de mucho orgullo y le sirve de motor para iniciar una nueva jornada cada día.