Son muchos los talentos que afloran cuando un ser humano atraviesa dificultades económicas, necesidades que cercan la cotidianidad, pero fomentan la creatividad.
María Dilenia Olivo Rodríguez, que es madre de dos adolescentes, conoce bien ese tramo del camino. Cuando “la cosa se puso dura”, como decimos en el argot dominicano, la mujer empezó a elaborar cortinas, cojines y otras prendas textiles que llamaron la atención de sus vecinos convirtiéndose éstos en sus primeros clientes. Es autodidacta aprendió a elaborar los cuadros y botellas con materiales reciclados mirando los tutoriales de Youtube y Tik Tok y así comenzó a pintar y reciclar objetos.
Sus manualidades abarcan cuadros con relieves, botellas decoradas con partes de espejos, tapizados y textiles. Las personas del barrio se han vuelto sus cómplices en este negocio, le ayudan a conseguir la materia prima, todos recogen las botellas y las cajas de cartón que ven y se las guardan. Si se les rompe un espejo, se lo llevan para que ella use los pedazos del mismo en sus manualidades. En forma de apoyo al emprendimiento de María Dilenia, se ha creado una economía naranja de reciclaje en todo su sector.
María Dilenia, como tiene vena artística y es tan activa, participa en varias actividades de la iglesia, canta y es madrina de la pastoral juvenil.
“Yo he logrado sacarle unos pesitos a mi negocio. De hecho, el préstamo que tengo lo pago de ahí porque me ha sido muy útil. Tengo planes de rentar un local y aumentar la cantidad y diversidad de mis creaciones y quién sabe, si llegan muchos pedidos me busco dos a tres personas que me ayuden. Actualmente también estudio enfermería, pero quiero cambiarme a la carrera de educación porque enseñando podría desarrollarme más y compartir mis talentos”.
A juicio de expertos, el valor principal de este tipo de emprendimiento radica en que, además de ser un medio de sustento para personas y hasta familias completas, tienen cierto impacto favorable en la comunidad. La gente se sensibiliza y participa cuando ve que los desechos sólidos pueden tener otros usos y hasta llegar a convertirse en piezas con cierto toque artístico. La relación entre la artesanía, las manualidades y el cuidado colectivo del medio ambiente se estrecha cada vez más en nuestros países y el emprendimiento de María Dilenia es muestra palpable de esto.