«La naturaleza la creó, yo solo la corto, la ensamblo, la lijo y la pinto», es una frase que parece hecha por Etanislao para describir el oficio que con tanto amor, empeño y creatividad realiza diariamente hace 3 décadas.
Se dedicaba a otro tipo de labores cuando decidió comprarle a su hermano el taller de ebanistería que este tenía. Aún sin saber el oficio. Compró los equipos y aprendió literalmente a fuerza de prueba y error.
Tras un par de meses, ya dominaba las herramientas y se puso manos a la obra. Desde entonces ha construido toda una industria del mueble en La Vega, donde fabrica juegos de sala, comedor, gabinetes, gaveteros, en fin todo lo que sea en madera.
Aunque no tiene empleados fijos, Etanislao es fuente de empleo pues subcontrata por proyectos a otros ebanistas que no se han arriesgado a tener un negocio propio. Por fortuna siempre está lleno de trabajo, porque sus clientes son fieles y lo recomiendan.
“Los clientes vienen aquí casi siempre porque me conocen y han hecho trabajos conmigo, o porque un cliente los recomienda. Soy muy reconocido porque ya soy viejo en este negocio”, Comenta Cruz Jiménez quien además asegura que prefiere venderle a las casas de familias más que a las tiendas, porque pagan a mejor precio.
Este trabajador, responsable y honrado, padre de cuatro hijos, ha logrado cubrirles sus necesidades a través de su esfuerzo y su negocio. “De aquí es que sale todo para la sobrevivencia de la familia. Hemos hecho algunos arreglitos a la casa para tener una vida un poco más decente. Sin este negocio no tendríamos la comida”.
Estar en el mundo de la competitividad es bueno porque impulsa a los emprendedores a perfeccionarse y dar lo mejor de sí. Eso ocurre con Etanislao quien tiene mucha competencia en su pueblo. “Hay muchas otras personas que tienen negocios como este, pero todos vendemos. Aunque mi mercancía tiene mejores terminaciones. Trabajarles bien todo el tiempo y que la mercancía salga excelente es mi mejor promoción”.
“A través del microcrédito he podido ver el crecimiento y adquirir algunas cosas. Por ejemplo invertir en materiales para el negocio y pagar a los trabajadores cuando subcontrato. Eso hace que multiplique el dinero y me alcance para sacar la familia adelante. Pero también es la motivación para seguir creciendo. Mi próximo plan es ampliar el taller”.